Sarah, la chica de Hope que estaba aquí el semestre pasado, visitó esta semana. Ella dormía en mi recamara y compartimos historias de México. Un grupo de 10 estudiantes y una maestra de Hope llegó esta semana y lo vi el miércoles. Creo que voy a tener la oportunidad de viajar con ellos.
El jueves, después de mi clase, tomé un café con un amigo. Siempre tengo miedo cuando alguien me invita a tomar un café porque no me gusta café. Sin embargo, fui, y tomamos café de olla, y me gustó mucho. Está preparado con piloncillo, que es de la caña de azúcar. ¡Qué dulce!
Este fin, fui a unos de los mercados en Querétaro para la primera vez. No encontré algo que quería comprar, pero compramos horchata, y fue la horchata más sabrosa que he probado aquí. Cuando regresé a mi casa, dormí dos horas. Todavía estaba muy cansada a causa del fin de semana pasado. En la noche, unos amigos de mis padres vinieron para jugar cartas. Juegue en mi computadora con los hijos, tomando fotos. Hay dos hijos, Edgar, que tiene 8 años, y Maria, que tiene 13 años. Son niños lindos.
El domingo, fui a la iglesia a que mis padres asisten. Ellos venden tamales, waffles, atole, y jugo de naranja después de las misas.
Mis padres:
Comimos waffles con cajeta, chocolate, y fresas con crema y fuimos a la misa. Fue muy diferente de las misas que he asistido en los estados unidos. La música era muy moderna, y el proceso de la eucaristía fue diferente.
En la tarde, Pierre y yo fuimos a Starbucks para tomar un café. Platicamos y perdimos tiempo.
Aunque todavía estoy cometiendo muchos errores, esta semana es la primera vez que siento como mi español ha mejorado. Es posible que sea un asunto de confidencia. De cualquier manera, estoy emocionada que, por fin, siento como puedo hablar mejor, aunque solo es un poquito mejor.
lunes, 17 de mayo de 2010
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